Libertario = + Estado ;(

El movimiento libertario suele presentarse como el guardián del liberalismo clásico, aquel que defiende la libre acción de las fuerzas privadas sin la intromisión estatal. En teoría, el Estado debería ser un mero árbitro, garantizando derechos pero sin intervenir en la economía ni en la vida privada. Sin embargo, en la práctica, la situación es mucho más compleja y contradictoria.

Hoy vemos cómo los gobiernos más “libertarios” del mundo, Estados Unidos a la cabeza, junto con instituciones globales como el FMI, se juntan para salvar economías en crisis. Argentina, con su propia agenda de “libertad avanzada”, como si fuera un broma de mal gusto, no está ajena a esta realidad. En lugar de dejar que el mercado se autorregule, se recurre a la acción estatal masiva para evitar el colapso. ¿Dónde queda entonces la tan pregonada libertad económica? ¿No es acaso una contradicción que los que proclaman menos Estado terminen pidiendo auxilio a ese mismo Estado cuando la situación amenaza con desbordarse?

Esto no es un problema exclusivo de economistas o políticos. La universidad pública y las comunidades educativas tienen un papel clave para problematizar estas tensiones. Entender que el derecho a una educación crítica y situada es también un derecho a pensar y pensar bien el rol del Estado y del mercado es un desafío urgente. No se trata de renunciar a la libertad ni de abrazar el intervencionismo acrítico, sino de construir una mirada que reconozca que la igualdad de oportunidades y los derechos sociales muchas veces requieren un Estado presente y activo.

Matías Levher

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